“El
día que ganó la tri me despidieron”.
Después de un agotante día de trabajo en el Fridays, María José se quita
su mandil y lo deja encima de la mesa. En él, llevaba sorbetes, caramelos jazz,
un limpión, un esfero y alguna que otra propina.
Alegre
porque la selección había triunfado ante Uruguay, me dijo: “Aunque sea ganamos el partido. Yo pensé que íbamos
a perder de ley”. A María José le había tocado el turno de las 13h00 hasta las
17h00. A penas iba dos meses y medio de trabajo.
“No
me dejaron terminar mis tres meses de prueba por recorte de personal, pero
bueno, pude reunir un poco de plata para mi viaje”. Y es que esta jovencita de
18 años hizo lo que muchos jóvenes hacen a esta edad: trabajar medio tiempo en
un restaurante (o bar), y reunir dinero con el propósito de un viaje.
María
José había terminado recientemente sus estudios en el colegio, y como todo en
la vida tiene que terminar, muchas de sus amistades tomaron rumbos diferentes
fuera del país. “Yo me metí a trabajar en el Fridays,
porque escuché que te pagaban bien. Quiero reunir dinero para visitar a mi
mejor amiga en los Estados Unidos”.
A
pesar de los esfuerzos y las horas de trabajo, ella afirma que ha valido la
pena el sacrificio. Trabajaba cuatro horas al día, y tenía libre los jueves y
los sabidos. Sus horarios se iban acomodando según las semanas. A veces tenía en las tardes, y otros días en las noches.
“No
era un trabajo muy cansado, me gustaba el ambiente y mis jefes eran buenas
gentes. Además que ganaba muy bien”. A pesar de trabajar cuatro horas diarias,
María José redondeaba su sueldo en unos 300 dólares, contando con propinas; nada mal para las pocas horas de trabajo que tenía
que cumplir.
Ella
afirma que los días más cansados era cuando había partidos. En esta ocasión,
María José tuvo que atender a ocho mesas al mismo tiempo, función que desempeñó
las dos primeras horas de su trabajo. Las dos últimas estuvo de “hoster”, es
decir, la anfitriona que recibía a las
personas en el restaurante.
“Me
gusta más estar de hoster, es menos cansado, aunque ya no tengo que pensar más
en eso porque ya me despidieron”, afirma. El motivo del recorte de personal es
porque Fridays está en remodelación, y tiene que cerrarse 15 días para que los
trabajos en la obra continúen. Este cierre temporal, le costará a este restaurante
una pérdida de por lo menos 50.000 dólares diarios.
María
José recoge su mandil de la mesa, devuelve el limpión y el esfero a su gerente
y le dice: “mañana vengo para firmar mi despido”. La chica de los ojos verdes
se despide de todos sus compañeros y me acompañó hasta la puerta. “Pienso irme
en noviembre a visitarle a mi mejor amiga, por lo menos saqué buenas propinas
de este lugar”.