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martes, 29 de octubre de 2013

El último trabajo del día


“El día que ganó la tri me despidieron”.  Después de un agotante día de trabajo en el Fridays, María José se quita su mandil y lo deja encima de la mesa. En él, llevaba sorbetes, caramelos jazz, un limpión, un esfero y alguna que otra propina.

Alegre porque la selección había triunfado ante Uruguay, me dijo: “Aunque sea ganamos el partido. Yo pensé que íbamos a perder de ley”. A María José le había tocado el turno de las 13h00 hasta las 17h00. A penas iba dos meses y medio de trabajo.

“No me dejaron terminar mis tres meses de prueba por recorte de personal, pero bueno, pude reunir un poco de plata para mi viaje”. Y es que esta jovencita de 18 años hizo lo que muchos jóvenes hacen a esta edad: trabajar medio tiempo en un restaurante (o bar), y reunir dinero con el propósito de un viaje.

María José había terminado recientemente sus estudios en el colegio, y como todo en la vida tiene que terminar, muchas de sus amistades tomaron rumbos diferentes fuera del país. “Yo me metí a trabajar en el Fridays, porque escuché que te pagaban bien. Quiero reunir dinero para visitar a mi mejor amiga en los Estados Unidos”.

A pesar de los esfuerzos y las horas de trabajo, ella afirma que ha valido la pena el sacrificio. Trabajaba cuatro horas al día, y tenía libre los jueves y los sabidos. Sus horarios se iban acomodando según las semanas. A veces tenía en las tardes, y otros días en las noches.

“No era un trabajo muy cansado, me gustaba el ambiente y mis jefes eran buenas gentes. Además que ganaba muy bien”. A pesar de trabajar cuatro horas diarias, María José redondeaba su sueldo en unos 300 dólares, contando con propinas; nada mal para las pocas horas de trabajo que tenía que cumplir.

Ella afirma que los días más cansados era cuando había partidos. En esta ocasión, María José tuvo que atender a ocho mesas al mismo tiempo, función que desempeñó las dos primeras horas de su trabajo. Las dos últimas estuvo de “hoster”, es decir,  la anfitriona que recibía a las personas en el restaurante.

“Me gusta más estar de hoster, es menos cansado, aunque ya no tengo que pensar más en eso porque ya me despidieron”, afirma. El motivo del recorte de personal es porque Fridays está en remodelación, y tiene que cerrarse 15 días para que los trabajos en la obra continúen. Este cierre temporal, le costará a este restaurante una pérdida de por lo menos 50.000 dólares diarios. 

María José recoge su mandil de la mesa, devuelve el limpión y el esfero a su gerente y le dice: “mañana vengo para firmar mi despido”. La chica de los ojos verdes se despide de todos sus compañeros y me acompañó hasta la puerta. “Pienso irme en noviembre a visitarle a mi mejor amiga, por lo menos saqué buenas propinas de este lugar”.



El hombre de la pelcua tricolor

"Lleve lleve la camiseta de la selección”. “¡Sí se puede! Sí se puede!”. “¡Vamos Ecuador con todo!” La euforia del futbol se sentía en el ambiente. El color amarillo iluminaba las calles del estadio Olímpico Atahualpa, a pesar de la nube negra que cubría a la capital.



La esperanza que solo una eliminatoria puede provocar, la llevábamos todos los ecuatorianos en nuestros corazones. Con esa misma esperanza, los comerciantes de la zona esperaban vender toda su mercancía a tiempo.

Había gran variedad de productos: banderas que flameaban con el viento, camisetas, gorros, pelucas, silbatos, llaveros, bufandas. Todos con el logo y los colores de nuestra selección.

“Lleve la camiseta de la selección, lleve lleve niña linda”, me dijo un hombre con una cresta (peluca) que tenía los colores de la tricolor. “¿Cuánto cuesta?”, le pregunté. Me dijo: “cuesta ocho dólar pero para una niña linda como usted le dejo en cinco”.

Me causó gracia el cumplido del  señor, al igual que su peluca. Por su tono de voz pude notar que era de la costa. Este singular personaje llevaba en una maletita verde muy desgastada toda su mercadería.

José Guaman había viajado desde Manabí únicamente para vender sus productos en la capital. Había comprando seis docenas de gorros y camisetas, invirtiendo cien dólares por ambos artículos.  “Al final del día espero ganar por los 250 dólares”, dijo José en un tono ambicioso.

Su labor comenzó a las nueve de la mañana y hasta el momento había vendido ocho camisetas. José era uno de esos vendedores que tenía cara de pocos amigos, pero una labia innata para vender. “Lleve los gorros, lleve las camisetas”, gritaba de un lado a otro, tratando de esquivar a los municipales.

Y es que por ordenanza metropolitana, los vendedores ambulantes no pueden vender su mercadería en la vía pública, a menos que porten una licencia de comerciantes.  “Nos tienen jodidos, uno viene a ganarse la plata honradamente y estos chapas no nos dejan trabajar en paz”, dijo José con un tono bastante molesto.

Él tiene que mantener a cuatro hijos, y a pesar de los esfuerzos extra que hace, no le alcanza para todo. “Yo vengo desde muy lejos con mi camionetita vieja solo para vender estas camisetas y estas gorras. Espero vender todo para regresar a mi casa después del partido”

El costeño muy amablemente se despidió de
para continuar con su ardua labor y regresar a su tierra. Así como José, existen muchos vendedores ambulantes que aprovechan estas ocasiones especiales para obtener un ingreso extra y ayudar a sus familias.

La nube negra por fin estalló, y el radiante amarillo poco a poco se fue opacando por la lluvia. Sin embargo, el espíritu seguía vivo y la euforia en plena cúspide. Los ecuatorianos esperábamos con ansias el silbato del árbitro, y la voz del narrador que diga “!Jueguen muchachos!”. 

Píldora del día después: ¿abortiva?

Según los datos del Plan Andino de Prevención del Embarazo en Adolescentes, Ecuador ocupa el primer lugar en índice de embarazos adolescentes, con el 74%, seguido por Venezuela.


Con esta cifra alarmante, es importante cuestionarse de qué manera se ha tratado la planificación familiar en el Ecuador y cómo se ha manejado la información para evitar embarazos en adolescentes. En este sentido, el Gobierno ecuatoriano, por Decreto Ministerial, ha permitido la libre distribución de la píldora del día después, la misma que podrá ser adquirida en todos los centros de salud públicos del país.

Esta normativa ha despertado varias inquietudes en la población nacional: algunas personas consideran que la píldora es una pastilla abortiva que atenta contra la vida del neonato. Sin embargo, las postulaciones médicas y gubernamentales afirman que no se trata de una pastilla abortiva. 


Los datos recientes sobre embarazos en adolescentes que ha presentado el Ministerio de Salud Pública del Ecuador son alarmantes. En la última década (2002-2012), la mayor cantidad de muertes maternas registradas se presentan en mujeres de 20 a 39 años, seguido por las adolescentes mujeres de 10 a 19 años, entre quienes se registra el 13% del total de las muertes. Asimismo, en el 2004, el 20% de niñas de 10 a 19 años eran madres o estaban embarazadas.

Aunque las cifras hablan por sí solas, la Iglesia ha levantado su voz para rechazar tajantemente las medidas que el Gobierno ecuatoriano ha dispuesto. En la Revista “Hogar”, por ejemplo, el Monseñor Aníbal Nieto, Obispo de San Jacinto de Yaguachi, ha recalcado su opinión: “se abre camino fácil y amplio a la infidelidad conyugal; los jóvenes tendrán un medio fácil para vivir irresponsablemente su sexualidad; se pierde más todavía el respeto a la mujer, considerándola como simple instrumento de placer egoísta. Promover el aborto es atentar contra las bases mismas de la sociedad, porque es atentar contra el derecho a la vida de los más indefensos."

Sin embargo, la distribución de la pastilla del día después ya estaba legalizada en Ecuador desde 1998, pero este año el debate entre pro abortos y pro vidas se confrontaron cada vez más. 

Los datos contenidos en la ENIPLA, claramente especifican que “la anticoncepción oral de emergencia podrá ser entregada a hombres y mujeres en edad fértil, acompañada de la información y asesoría adecuada, oportuna y necesaria….”. La Estrategia Nacional Intersectorial de Planificación Familiar y Prevención del Embarazo en Adolescentes (ENIPLA), es una política pública que coordina acciones y programas para garantizar el goce de  los derechos sexuales y reproductivos de la población ecuatoriana.
Según esta acción, la Constitución de la República, en el Art. 32 determina que: “el Estado garantizará el derecho a la salud, mediante políticas económicas, sociales, culturales, educativas y ambientales; y el acceso permanente, oportuno y sin exclusión a programas, acciones y servicios de promoción y atención integral de salud, salud sexual y salud reproductiva”.
María Augusta Vela, Directora General de Colegio Saint Patrick School, manifiesta que aunque no esté de acuerdo con las medidas del Gobierno, le parece una buena estrategia: “como encargada de adolescentes mi trabajo es también velar por su educación y seguridad sexual, me parece una buena iniciativa para prevenir embarazos en las jóvenes por que se que todo este proceso tiene un seguimiento. ” 
Quizás sea el momento de hablar de una educación sexual integral y ,sobre todo, con información real. ¿Que la píldora del día después sea la solución a los embarazos en adolescentes y a los abortos? Probablemente no. Lo cierto es que se ha abierto un debate que quizás dé a la sociedad un panorama más claro de lo que debe ser una sexualidad responsable.