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martes, 29 de octubre de 2013

CONCEP aprueba nueva ley sobre la tenencia de drogas


Ecuador.- El Proyecto de Código Orgánico Integral Penal, define en el art. 1 del Capítulo Octavo, la dosis máxima de consumo personal. La tenencia o posesión de cualquier droga no será punible, siempre y cuando el consumo personal y su cantidad no excedan las descritas en un cuadro.

Según fuentes de Diario el Universo, desde el retorno a la democracia, el Ecuador ha tenido dos Constituciones Políticas. La primera, aprobada a través de un referéndum, entró en vigencia en 1978 y fue reformada doce ocasiones hasta 1998. Y la segunda, suscrita en el año 2008 por el gobierno del actual Presidente de la República, Rafael Correa. 

Ésta última fue sometida a referéndum constitucional el 28 de septiembre de 2008, ganando la opción aprobatoria. En este marco, la Constitución de 2008 dejó de criminalizar la tenencia y consumo de drogas; sin embargo, aun no se establecía la cantidad que una persona podía tener para no ser considerado un delito.

En ese sentido, el artículo 364 de la Constitución ecuatoriana de ese año estipula: “Las adicciones son un problema de salud pública. Al Estado le corresponderá desarrollar programas coordinados de información, prevención y control del consumo de alcohol, tabaco y sustancias estupefacientes y psicotrópicas; así como ofrecer tratamiento y rehabilitación a los consumidores ocasionales, habituales y problemáticos(…) en ningún caso se permitirá su criminalización ni se vulnerarán sus derechos humanos”.
El consumo de droga en el Ecuador ya estaba descriminalizado en la Constitución, pero faltaba fijar la tabla que complemente aquello. El proyecto de ley original, que justamente establece la despenalización del consumo de drogas en cantidades mínimas, fue  remitido el 12 de octubre de 2011 por el Ministerio de Justicia, pero no fue aprobado en la Asamblea anterior. Sin embargo, la urgencia de la ley fue ratificada por el presidente Correa para el actual período legislativo.
El 21 de mayo del 2013, el Consejo Nacional de Control de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas (Consep), junto con el Ministerio de Salud Pública (MSP), acogieron el informe que establece la tabla de cantidades máximas admitidas para la tenencia y consumo de drogas de una persona en el Ecuador. 
Así, para la marihuana y  hachís, el límite es 10 gramos; para el opio es 4 gramos; para la heroína (diacetilmofina) es 100 miligramos; para la cocaína es 5 gramos; del LSD (lisergida) es 0,020 miligramos, y para la metanfetamina es 80 miligramos, granulado, polvo o cristal o en unidad de hasta 400 miligramos.

 Sin embargo, para que la aplicación de esta ley sea obligatoria para los jueces,   se requiere incorporarlo en el proyecto del nuevo Código Orgánico Integral Penal (COIP), que está en pleno debate en la Asamblea Nacional.

Esta no es la única inquietud que se ha planteado en torno a la ley. Para la médica especialista en Salud Pública, Miriam Muñoz, la nueva ley basa su accionar en la dosis que puede un adulto llevar, pero no dice nada sobre el consumo.

En este sentido, ella estipula la siguiente interrogante: “¿puedo consumir en un parque? ¿es lícito que el derecho de una persona adicta se sobre ponga al derecho de un niño, una niña, o una mujer embarazada en un espacio público?” Aunque la ley explicite la cantidad máxima de droga que se puede portar, no se manifiesta nada sobre los lugares en los cuáles una persona puede consumir.

Por otro lado, Rómulo Tehanga, estudiante de sociología de la Universidad Católica de Quito, afirma que la despenalización de las drogas es algo que se ha venido hablando durante algún tiempo atrás. Él asegura que siempre han habido poderes económicos ocultos atrás de todo esto que controlan el mercado, pero que en realidad no les importa quiénes consumen.

“Yo creo que si vamos a prohibir algo, prohibimos todo, porque esto se maneja bajo el criterio de lo que puede ser perjudicial para la salud del ser humano. Pero en realidad el alcohol, el café en exceso, y hasta la comida en exceso son perjudiciales para la salud, entonces deberían estar prohibidas”, manifestó Tehanga.

Sin embargo, la polémica ley ha desatado un discurso en torno a lo legal y a lo ilegal, lo que ha provocado criterios en contra y a favor. Este es el caso de María Laura Camacho, estudiante de primer año de la Universidad de las Américas. Camacho manifiesta estar en contra de la ley porque esto provocaría que las personas consuman cada vez más.

“Si esto se hiciera legal, va a terminar siendo como el cigarrillo, y en el caso de la marihuana peor. Porque ésta droga te deteriora intelectualmente, anímicamente, destroza tu cerebro y cambia tu sistema, sin mencionar las otras drogas fuertes que acaban con tu organismo. Por lo tanto, no estoy de acuerdo con la nueva ley ”, expresó Camacho.

Para el semiólogo Carlos Aulestia, el consumo de drogas en adolescentes y jóvenes universitarios, se ha incrementado notablemente en los últimos años, pues esto responde a un ritual de seguir una moda y tener aceptación social.

Sin embargo hay otro factor importante que influye notoriamente: “hoy en día existe muchísima oferta de estupefacientes que antes, y son fáciles de conseguir, sumado a esto,  el poder adquisitivo que tiene ahora un estudiante se ha incrementado notablemente ”, ratificó Aulestia.

Como docente universitario, este semiólogo recomienda a sus estudiantes que lean y que se informen acerca de este aparente problema social. Manifiesta que la única manera de combatir el consumo de drogas es con el conocimiento.

A pesar de que aun existe este prejuicio social  de que el drogadicto es una persona mala, que tiene muchísimos problemas que no los puede resolver, y que por eso necesita una “ayuda especializada”, es importante dejar de lado todas estas etiquetas que giran en torno a la exclusión del sujeto.  Si no lo hacemos, caeremos en una suerte de “discriminación positiva”, es decir, tener lastima por la persona que no puede dejar de consumir, y encerrarla en un centro especializado.

Hay que dejar de pensar que el encierro es la mejor ayuda que se puede brindar. Nunca se puede combatir un problema si las autoridades lo siguen viendo desde afuera. Así lo estipula el estudio de la sociología: “los fenómenos colectivos producidos por la actividad social de los seres humanos, dentro del contexto histórico-cultural en el que se encuentran, deben ser estudiados desde la raíz del problema mismo.”  

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